Las palabras secretas de Jesus
La misión de los hombres
La misión de los hombres. Sus peligros
Ahora bien, una vez que se recibe el mensaje de Jesús, de que debemos conocernos y que nuestra trascendencia está en la vía interior. ¿Debe de quedar allí nuestra acción? Pues no, Jesús incita a propagarla, como una vela que da luz. La misión no es cuestión de unos pocos predicadores sino de todos los que reciben y aceptan el mensaje, no hay diferencias entre discípulos y solo seguidores. Para él, el mensajero debe estar preparado para lo que le pueda sobrevenir. El mensaje además de no ser sencillo, las circunstancias para su propagación serán difíciles. Tendrá que enfrentarse a “gigantes”, a las propias gentes de uno y “ser astuto como las serpientes”, éstas son algunas de las frases que usa para describir lo que le espera a los apóstoles de su palabra. Los milagros de los hombresComo ya dijimos el texto recoge solo dichos recogidos de la boca de Jesús. No se recoge algo tan atractivo para los hombres como los llamados milagros, los hechos que rompen el orden natural. Sin embargo si queda reflejado la posibilidad de realizar milagros y no solo para Jesús.Dichos como “el Universo se pondrá a tus pies” o “estas piedras se podrán a vuestro servicio…” “el hacer de uno dos o dos de uno” pueden ser simples metáforas. Sin embargo la compatibilidad de la contradicción es para Jesús la prueba de la señal de Dios en los cristianos. Una suerte de realidad cuántica en lo que el ser y no ser es posible, que se consigue una vez que hayamos accedido a la “otra realidad” interior.
¿Cómo debemos ser para superar la muerte definitiva?
Primero quiero aclarar que Jesús no habla nunca de la muerte física. Se refiere a una “muerte” o aniquilación para aquellos que no cumplan las expectativas para estar junto a Dios necesarias cuando éste se manifieste.Para Jesús, debemos “ser” antes que “hacer”. Será nuestra forma de ser la que nos permita vivir eternamente y “no conocer la muerte”. No será pues lo que hacemos en vida lo principal que nos permita vivir para siempre. Pero ¿Cómo debemos comportarnos con los demás? ; pues no juzgarlos, amarlos como lo que más amamos de nosotros mismos, perdonarnos unos a otros y ser generosos. También nos advierte del peligro del contagio social de juntarnos con las personas negativas. Jesús pone de ejemplo a los niños. Los niños son sencillos no suelen tener segundas intenciones y de ahí su inocencia. Pero claro no vale solo ser como un niño. Somos adultos y debemos comportarnos como tales ¿qué le falta al niño? , conocimiento. Debemos ser sencillos, pero sabios en nosotros mismos, en conocernos a nosotros mismos como criaturas espirituales. Este aspecto tan fundamental cayó en el olvido del cristianismo, y se centró más en el conocimiento de nuestros fallos, los que llamamos pecados. Por eso la meditación fue quedando relegada a monasterios y místicos mientras que el Lejano Oriente impregna la vida diaria. Esa será la condición necesaria pero no suficiente, finalmente no entrará en la recreación aquel que tiene poco aportar. Tendremos que demostrar nuestro crecimiento espiritual, y quizás el fiel de esa balanza sea nuestras actos hechos en justicia, en contra de nuestro egoísmo.
¿Y cómo no debemos de ser?
Aquí el evangelio está lleno de ejemplos y hay personas que parecen el mal en sí mismo, la contradicción del plan de Dios. Los codiciosos; los codiciosos de dinero y de poder. El rico que no sabe más que vivir que para acumular más dinero, que no se da cuenta de lo frugal que es su vida y el poderoso que ambiciona más que acumular poder e imponerse sobre los demás siendo incapaz de abandonarlo. También los mentirosos que engañan a la gente en su beneficio, no sobrevivirán a la llegada de la recreación. Sin embargo los que sufren los abusos de éstos; los pobres, los hambrientos y los perseguidos por su honestidad tendrán su recompensa eternamente.
